El pasado 31 de octubre se celebró la noche de los muertos, noche en la que rememoramos el pasado y nuestros antepasados, ese paso lento y doloroso de la carne. Es un momento en el que revivimos nuestra memoria, contada por aquellos que la modelaron para cubrir sus errores de modo que en un futuro las dudas de sus descendientes se transformaran en admiración. Pero cada año brotan a la luz, como si despertasen de su letargo, noticias que dan un giro a nuestro entendimiento de lo ya acontecido. Este año, desde el otro lado del Charco, llega la noticia de la muerte de un campesino argentino en 1964, este campesino era moreno, de tez curtida, tenía parkinson.. pero por qué sale a la luz este hecho, y en qué cambia nuestro conocimiento del pasado, resulta que este argentino llamado Adolfo, tenía acento austriaco y se apellidaba HITLER. Si tienen interés pueden leer el libro del argentino Abel Basti 'El exilio de Hitler'.
El célebre poeta norteamericano Walt Whitman manifestó: “La libertad es la puerta del progreso”. Con libertad y con respeto nace este espacio para compartir y dialogar sobre todo aquello intrínseco al ser humano: Dios, la libertad, la vida, la muerte, la justicia, la esperanza, la solidaridad, los miedos, el arte y todos esos aspectos e inquietudes que acompañan a los hombres en su periplo terrenal. Hablaremos del hoy, del ayer y de los tiempos que están por llegar.
jueves, 4 de noviembre de 2010
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