domingo, 14 de noviembre de 2010

Hikikomori

Este vocablo japonés que da título a esta entrada significa en español aislamiento. El término hikikomori se emplea para denominar una patología que en Japón  padecen cerca de un millón de jóvenes, predominantemente varones. A estos jóvenes se les conoce como hikikomoris. Son jóvenes que se sienten incapaces de cumplir los roles sociales que la sociedad japonesa espera de ellos y se aíslan del mundo encerrándose en sus dormitorios, permaneciendo allí en algunos casos meses e incluso años.
Desde niños los japoneses sufren mucha presión por parte de la sociedad para que triunfen. La presión comienza desde antes de comenzar la guardería ya que para ser admitidos los niños son sometidos a  arduas pruebas.  En el colegio, en época de exámenes  los niños de 7 y 8 años se quedan a vivir en la escuela estudiando jornadas intensivas  de 10 y 12 horas. Para evitar esa presión los jóvenes deciden aislarse del mundo exterior y se encierran en sus dormitorios donde pasan la mayor parte del día viendo  la televisión y jugando a videojuegos. En la mayoría de los casos los padres no solicitan ayuda ya que tener un hikikomori es considerado un problema interno en la familia. Es vergonzoso tener un hijo con esta patología por lo que  los progenitores  se convierten en cómplices del hikikomori. La escuela y asuntos sociales no suelen involucrarse. 
Uno de los casos más llamativos en Japón fue el de un chico que se encerró durante siete años en la cocina de su casa. Los padres se vieron obligados a construir una cocina anexa. Aunque el cuarto de baño  estaba al lado de la cocina únicamente se aseaba cada seis meses.
 El aislamiento durante años provoca graves efectos en los hikikomori. Los jóvenes pierden sus habilidades sociales y los referentes sociales necesarios. Muchas veces no tiene capacidad de discernir  ya que en la mayoría de las veces la televisión y los videojuegos son su marco de referencia. Al perder el marco de referencia la reinserción en la sociedad es muy difícil. Muchos de ellos tienen comportamientos violentos, atacan a sus padres y también han llegado a matar a gente.
La sociedad japonesa tiene que ser consciente que su cultura es muy opresiva con los jóvenes. Es una sociedad muy centrada en los videojuegos y en la tecnología y pasan por alto las necesarias relaciones humanas.






jueves, 4 de noviembre de 2010

Día de Difuntos en La Puerta del Sol


La puerta del Sol con una superficie de 12.520 metros cuadrados situada en el centro de Madrid es una de las plazas con mayor aglomeración de toda la urbe. Es llamativo como una sola plaza puede albergar tanta gente tan variopinta. El pasado lunes, día en que se celebraba el Día de Difuntos me dirigí allí para poder llevar a cabo una serie de grabaciones que tenia que realizar para la asignatura de videoperiodismo y redes sociales. Llevaba días cavilando dónde podría encontrar  una serie de hechos y situaciones que pudiesen ser de interés  informativo. Nunca imagine que simultáneamente y a una distancia de 3 metros  pudiesen ocurrir hechos que me resultan tan  inefables. Cerca de la  mítica Estatua del Oso y el Madroño había una concentración de  al menos 50 mozalbetes instando a la gente a hacerse veganos.   Las voces de esos veganos se entremezclaban con los gritos de desesperación  de una mujer de mediana edad cuyo marido  victima de un ataque al corazón yacía en el suelo a pocos metros de los jovenes veganos. Fueron momentos de angustia viendo agonizar a una persona. Las ambulancias tardaron en llegar varios minutos. Dos señores le practicaban la reanimación cardiopulmonar.  Hubo un momento en que pareció que el hombre regresaba a este mundo. Yo había ido a La Puerta del Sol con el propósito de  captar algo que tuviese interés informativo. Podría haber grabado  imágenes sensacionalistas. Sin embargo es en esos momentos en los que surge el dilema y el debate entre el derecho de libertad de expresión y el derecho a la intimidad. Y creo que  en estos casos no hay que cuestionarse nada. Impera el respeto al dolor ajeno. Por ello mantuve la distancia sin captar detalles que pudiesen hacer escarnio y causar sufrimiento a esa familia.  Incluso me pregunto si  fue correcto hacer este tipo de grabaciones aunque fuese desde la distancia.

¿No se suicidó?

El pasado 31 de octubre se celebró la noche de los muertos, noche en la que rememoramos el pasado y nuestros antepasados, ese paso lento y doloroso de la carne. Es un momento en el que revivimos nuestra memoria, contada por aquellos que la modelaron para cubrir sus errores de modo que en un futuro las dudas de sus descendientes se transformaran en admiración. Pero cada año brotan a la luz, como si despertasen de su letargo, noticias que dan un giro a nuestro entendimiento de lo ya acontecido. Este año, desde el otro lado del Charco, llega la noticia de la muerte de un campesino argentino en 1964, este campesino era moreno, de tez curtida, tenía parkinson.. pero por qué sale a la luz este hecho, y en qué cambia nuestro conocimiento del pasado, resulta que este argentino llamado Adolfo, tenía acento austriaco y se apellidaba HITLER.  Si tienen interés pueden leer el libro del argentino Abel Basti 'El exilio de Hitler'.